martes, 20 de abril de 2010

Filosofía de la Mañana (3) Arte y Filosofía

Comenta Sarah Thornton en la introducción de su reciente publicación “Siete días en el mundo del arte” (Edhasa, 2010) que “(…) el arte contemporáneo se ha convertido en una especie de religión alternativa para ateos”. Me ha hecho gracia esta afirmación cuando, en esta misma línea, suelo unir en la programación de Filosofía de 1º de bachillerato ambos temas: Filosofía del Arte y Filosofía de las Religiones. No sé si es una mala jugada del inconsciente. Lo cierto es que tengo un particular empeño en promover entre el alumnado un acercamiento lo más desprejuiciado posible al mundo del arte y, en particular, al arte contemporáneo. Al fin y al cabo es una de las mejores fuentes de placer, de búsqueda de sentido y de lo que los antiguos llamarían, de manera cursilona, “elevación del espíritu” que conozco. En el poco tiempo del que se suele disponer para cualquier cosa dentro del sistema educativo suelo trazarme como objetivo analizar la socorrida frase “¿eso es arte? ¡pero si lo hago hasta yo!”. Desde que se invento ese genial aparato que es la cámara fotográfica, a mediados del siglo XIX, las artes plásticas tomaron un rumbo distinto al del reflejo más o menos literal de la realidad (por mucho que el hiperrealismo actual cause furor entre sus numerosos seguidores). Evidentemente, encontrar algún tipo de criterio vendrá muy bien a la hora de distinguir el grano de la paja entre la pléyade de artistas contemporáneos. No es fácil cuando sabemos que en este universo la obra de arte es un elemento más, y no siempre el más importante, entre el tejido de marchantes, galerías, críticos, coleccionistas y museos que pululan alrededor. En cualquier caso, del mismo modo que a uno le gustaría que el libro no fuera un objeto urticante para el alumnado, que la Filosofía fuera una forma imprescindible de mirar el mundo, también me daría por satisfecho conque adquirieran la capacidad de disfrutar tanto de un Velázquez como de un Magritte, por poner dos ejemplos entre miles posibles. Al final no debe ser algo muy distinto a aquellos que están convencidos de sus creencias religiosas y tratan de salvar a los demás convirtiéndolos a la verdadera fe. Mira por dónde.

7 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo. Me gusta mucho tu post. Fíjate qué tontería se me ha ocurrido al hilo de tu última aseveración. La fe religiosa promete una clara mejora de la situación personal en el futuro,a condición de "atarnos a sus principios". El arte otro tanto, claramente mejora la situación personal. Es una perspectiva diferente que amplía el entendimiento y las emociones (suponiendo que el individuo x tenga la capacidad de resonancia en dicha cuestión)y le salva de las estrecheces emocionales, que son tan peligrosas, pero todo ello en el presente, que es lo único que, en realidad, se nos representa como real. Un abrazo.
    Me acabas de recordar que tengo algunas cosillas escritas con respecto al arte que en su momento publicaré (cuando las encuentre).

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  2. Amigo Damián, Damián el bueno,en la afirmación:
    "el arte contemporáneo se ha convertido en una especie de religión alternativa para ateos. Me ha hecho gracia esta afirmación cuando, en esta misma línea, suelo unir en la programación de F, ilosofía de 1º de bachillerato ambos temas: Filosofía del Arte y Filosofía de las Religiones" Sin querer intervenir,lo hago, sé que no te va a gustar, pues conozco bien a personajes y personajillos que día a día tratan de anular a las mentes libres, como la tuya, cuenta con todo nuestro apoyo para seguir en tu senda del crecimiento personal, no te dejes intimidar, menos aún te dejes manipular por quienes te utilizan día a día para conseguir sus propósitos. Tú eres, equivocado o no, la esperanza en medio del desierto. Ánimo y adelante, el alumnado está contigo, por lo demás no te preocupes.
    Un abrazo.

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  3. Emejota tengo mucho interés en conocer esos escritos sobre arte. Atrifolio: me tienes sobre ascuas. Un abrazo a ambos.

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  4. Muy buen artículo,tiene usted mucha razón...

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  5. Estimado amigo: para la lógica aristotélica que casi todos llevamos incrustada en el cerebro, la realidad se descompone en dualidades inescindibles. A su vez, cada uno de estos pares está formado por otras dos realidades parasitarias pero excluyentes entre sí. No hay luz sin oscuridad. Ni vida sin la muerte. Igual le ocurre al fuego. No hay ascuas que no terminen en ceniza. Ni cenizas que no fueran ascuas en otro tiempo. La vida de cada uno de nosotros no es más que una combinación de ascuas y ceniza. De esperanza y desesperación. De amor y desamor. De deseo y fracaso. En ese caminar por tortuosos caminos, tropezamos con atrifoli@s que de forma altruista nos cuidan, nos protegen, en definitiva nos miman sin saber quiénes son o dónde están, pero siempre es mejor que alguno esté cerca de nosotros, aunque nunca lleguemos a verle.
    Un abrazo.

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  6. Todavía conmovida por Antonio y Walid, vuelvo a darte las gracias por acordarte de invitarme. Por cierto, me encantó tu presentación y también las intervenciones que tuviste para reconducir el hilo que podía perderse o retomar lo que iba quedando en segundo plano. Eso, muchas gracias Dami, qué bueno contarte entre mis amigos.

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  7. AEB: tú sí que eres un lujo, un diamante con más brillo del que tu misma vez.

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