miércoles, 30 de marzo de 2011

El Cazador de Libros (8) Cómo hablar de los libros que no se han leído

Hace poco terminé de leer un libro singular: “Cómo hablar de los libros que no se han leído”, de Pierre Bayard (Anagrama, 2008). Ya el título nos sitúa frente a un planteamiento en cierto sentido provocador. La idea es que los libros que a uno le rodean no son solo los que uno se ha leído. El universo es mucho más amplio. Bayard incorpora esta idea que, de entrada, podría parecer una impostura. Es imposible leerlo todo, hay que admitirlo. Pero los libros de los que puede comentarse algo son, afortunadamente, muchos más que aquellos que han sido leídos. Hay que tener en cuenta, además, los libros olvidados, aquellos que apenas se han hojeado, los evocados o estudiados. Todo esto forma un corpus que habita en la mente del lector. Bayard pretende eliminar ese prurito bastante extendido, ese sentimiento de culpa, por no haber leído esto o aquello para poder mantener una conversación con otra persona sobre el libro en cuestión. Al contrario, se puede mantener una conversación apasionante sobre un libro que no se ha leído, incluso con otra persona que tampoco lo ha leído. Esta es la tesis principal del libro. O sea que ¡fuera los complejos! Bayard considera incluso que la “no-lectura” puede ser una categoría fecunda. Hay, además, maneras de “no leer”, de ampliar las propias posibilidades con la interminable gama de los libros que no se conocen, los que forman algo así como una “biblioteca colectiva”. Hojear un libro se convierte en todo un arte, un libro del que solo se ha oído hablar es una oportunidad para ensanchar el horizonte de posibilidades antes que una limitación. Bayard describe también las situaciones en las que esta sapiencia se pone en práctica: en la vida cotidiana, frente a un profesor, ante el escritor o con el ser amado. Para ello no hay que tener vergüenza, hablar con convicción o emplear ciertas dosis de invención. Dicho esto, suele dar un poco de risa cuando al propietario de una biblioteca personal más o menos amplia le hacen la inevitable pregunta: “pero ¿te los has leído todos?”. La respuesta, también inevitable, es “¡claro que no!, sería imposible!”. La biblioteca personal es la suma de los libros leídos, los apenas consultados, los que están en lista de espera y los que difícilmente se leerán pero que vale la pena tener. Y además de eso, haciéndole caso a Pierre Bayard, aquellos de los que podemos hablar sin haberlos tocado siquiera.

2 comentarios:

  1. Bayard me parece un ser superior. He dicho. ; )

    ResponderEliminar
  2. Sobre todo si es capaz de hablar de tantos libros que admite no haber leído. Un tipo de otro mundo, desde luego.

    ResponderEliminar