viernes, 25 de mayo de 2012

Preparar para la vida

Dedicado al alumnado de 2º Bachillerato 11/12

Hace unos días oí en unas de esas tertulias radiofónicas, donde los tertulianos asombrosamente opinan sobre un roto y un descosido, que el sistema educativo español debía tomar ejemplo del surcoreano. Por lo visto estos asiáticos son una cosa tremenda. Los muchachos son educados manu militari desde pequeñitos de tal modo que están acostumbrados a luchar por ser los número uno (a cualquier precio y por encima del que toque). Luego, claro, el modelo social se ve nutrido por una suerte de jóvenes tiburones que repercute en un tejido productivo hipercompetitivo. De esta forma Corea del Sur escala año tras año en los indicadores macroeconómicos mientras que España, dotado de un sistema educativo "excesivamente permisivo y benevolente", se hunde en el pozo de las economías marginales. Desde luego, cada vez que oigo a uno de estos tertulianos para todo, y particularmente cuando hablan de educación, no puedo evitar algún tipo de reflujo gástrico. O sea, que nuestra misión como docentes es alicatar a generaciones de jóvenes terminators a los que debemos fustigar diariamente para “prepararlos para la vida”. La idea de fondo es que “la vida ahí afuera es muy dura” y que solo después de un largo e intenso proceso de endurecimiento se está preparado para competir con garantías de supervivencia. El profesor, por tanto, debe ser algo así como un sargento mayor de marines. Algo que si bien al principio no será apreciado por el alumnado y sus familias, al final, una vez visto los resultados, obtendrá el reconocimiento unánime de unos y de otros. De esta forma, el profesor exigente, estricto, impermeable a todo aquello que no sea un criterio puramente académico, que utiliza una misma vara de medir para todo el mundo y que no ceja en un creciente nivel de exigencia y esfuerzo, es el docente modélico, aquel que verdaderamente prepara a la muchachada para ese mundo hostil de ahí afuera.
Lamentablemente, desde mi punto de vista, este modelo de docente no es sino un individuo contaminado por un modelo industrial (completamente desfasado y contraproducente) que ha penetrado desde hace tiempo en el medio educativo. Está claro que la escuela debe “preparar para la vida”. Pero resulta que no está nada claro, a poco que nos detengamos a pensar sobre esta expresión, qué entendemos por eso. Hay quienes piensan precisamente que la vida es como una picadora de carne y que la única diferencia consiste en estar dentro del rodillo o accionar la máquina desde fuera (siendo preferible la segunda opción, claro). Otros pensamos que quizás preparar para la vida consiste en todo lo contrario: educar para que esa picadora de carne no se instale en nuestras mentes. Desde la perspectiva industrial-militar la educación es reproductiva, excluyente, estandarizada y castradora. Desde una perspectiva humanista y vitalista la educación debe ser creativa, inclusiva, singularizada y potenciadora. Estoy convencido que desde estas últimas premisas se educa de una manera más efectiva para la vida. Porque hay quien confunde la existencia con una especie de descarnada lucha por la supervivencia donde solo cabe competir por instalarse en el lugar más alto de la cadena trófica. ¡Ah! Y lo que no nos dicen es que Corea del Sur tiene una de las tasas más altas de suicidios infantiles.
¡Queridos antiguos alumnos y alumnas!: ¡a vivir, que son dos días!

3 comentarios:

  1. 1 - Preciosa imagen.
    2 - Ajoderseyaguantarse
    3- La ciilización tal y como la conocemos se está desangrando a pasos agigantados.

    Mi madre me educó así y me destrozó, aprendí a esforzarme y soportar y a acomplejarme, porque evidentemente, no podía ser la mejor ni de lejos., Con el paso del tiempo "me vengué", por no saber darme amor y precisamente fue por ese mismo flanco.
    Puñetera vida, Damían. Bss.

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  2. Efectivamente,casi todos los sistemas educativos que alardean de grandes éxitos académicos y que aparecen en los rankings de resultados por ejemplo, europeos presentan entre sus estudiantes unos índices de insatisfacción vital notables. No está demostrado que vayan juntos de la mano el éxito académico y la felicidad.Por tanto prepararse para la vida es mucho más que aprender unos contenidos. La vida ya sabemos es mucho más.

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  3. Es cierto que no se puede educar manu militari ni debería de hacerse, no en el siglo en el que estamos.Pero tampoco perdamos el norte y, como dijo alguién, en el equilibrio está el buen hacer. Disciplina y academicismo los justos pero permisividad también la justa. A los alumnos no hace falta alentarlos para que vivan la vida, afortunadamente a su edad es lo que mejor saben hacer.Y , como siempre, excepciones haberlas las hay.

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