viernes, 28 de septiembre de 2012

Mammon en el Congreso


La exposición en vigor en La Fundación Caixa Madrid dedicada al pintor William Blake muestra al final del recorrido el célebre cuadro de George Frederic Watts, Mammon (1884). Este cuadro, casi de tamaño natural, representa a un tirano repulsivo sentado en un trono decorado con calaveras. En su regazo guarda celosamente unas bolsas de dinero, mientras humilla a unos jóvenes que yacen a sus pies. Watts refleja de una manera descarnada y brutal a esta deidad de la riqueza y la opresión. Mientras la pintura del pintor inglés se muestra al público, a modo de inquietante recordatorio, miles de personas rodean el Congreso en la capital del Estado, de una manera quizás nada casual, para gritarle al Mammon que hay dentro que ni lo queremos ni nos representa. En estos tiempos posmodernos los sátrapas llegan al poder usando los resortes electorales y mediante todas las trampas de la mercadotecnia que convierte la cara brutal del Mammon de turno en un amable político besa niños. Volviendo a la sala de exposiciones, frente a Mammon se encuentra otro de los célebres cuadros de Watts y de símbolo completamente opuesto, La Esperanza (1878), en la que una joven, con los ojos vendados, se aferra a una lira de la que solo queda una cuerda sin romperse. De igual modo, nuestro futuro pende de un hilo. Nuestras posibilidades de vivir una vida que no sea la de un moderno siervo medieval han quedado prácticamente reducidas a la capacidad del conjunto de la ciudadanía de enfrentarse a los mammones que pululan en parlamentos, consejos de administración bancarios y agencias de calificación de riesgo. Pero el orondo tirano tiene además una larga porra en la mano con la que abrir la cabeza a disidentes y librepensantes de distinto signo. Mientras, el puto helicóptero da vueltas a modo de mosca cojonera a la altura de la cabeza de Mammon, trazando círculos sobre su corona puntiaguda y retratando fieramente a quien ose levantar la cabeza.
 

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