domingo, 16 de septiembre de 2012

Por qué no soy nacionalista



Ahora que parece que estamos viviendo un capítulo más de la moda nacionalista convendría introducir en todas estas cabalgatas algunas matizaciones. Uno no es nacionalista casi por las mismas razones que el admirado Bertrand Russell no era cristiano.  Curiosamente, aunque el nacionalismo, o más bien el concepto de ‘nación’, tiene un origen ilustrado y forma parte del proceso de secularización que comienza en el Renacimiento, ha terminado por  imitar y, en cierto sentido,  sustituir a la idea de Religión. Por mucho que se hayan esforzado los teóricos del ramo, el concepto de “nación”, y con él toda la cuestión identitaria, es una abstracción del mismo calibre que la idea de “Dios”. Y por eso mismo, se presta al nivel de maleabilidad al que estamos acostumbrados a ver últimamente. Digo esto porque no deja de ser tan “pintoresco” que el periódico El Día se apropie de la bandera de las siete estrellas verdes como que CIU, en Cataluña, se arrope con las senyera para tapar sus propias vergüenzas. Bueno, alguien podrá decir, con razón, que no basta con ser nacionalista, que a eso hay que añadirle otras coletillas como “de izquierdas” o lo que sea. También está claro que la diversidad cultural es un bien en sí mismo pero no tengo tan claro que una nación pueda llegar a ser un sujeto político sin incurrir, al final, en algún tipo de totalitarismo.  Pienso que antes que jugar a la ruleta nacionalista vale la pena andar por la senda de la democracia, aceptando el derecho a la autodeterminación como una expresión más del derecho soberano de los individuos  a elegir, y el de una ciudadanía en clave cosmopolita (no exenta de ciertas dosis de utopía pero al menos radicalmente antiexcluyente). Estos días, además, hemos asistido al lamentable y recurrente espectáculo de los integristas de un lado armándola buena por el último de los vídeos blasfemos sobre el Profeta perpetrado por los integristas del otro lado. Y a riesgo de incurrir en alguna cosa sacrílega no puedo dejar de correlacionar ambos episodios: la barbarie de las religiones institucionalizadas con la emocionalidad casi infantil del nacionalismo. Mientras no superemos estos estadios propios de esta minoría de edad política y cultural en la que andamos metido mucho me temo que esto no tiene arreglo.

2 comentarios:

  1. supongo que los nacionalistas serán las personas que han tenido una vida afortunada dentro de un determinado territorio. Aquellos que dentro de un territorio tienen una vida azarosa ni se les pasa por la mente ser nacionalistas.
    saludos

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